domingo, 22 de febrero de 2009

¿Cómo traspasar esa barrera?

Por, Antonio Diego Laguna:
Yo y muchos de mis compañeros estamos hartos de ver como día a día nuestra profesión se degrada sin poder hacer nada.
Para colmo, nos enteramos que nos colaron un convenio en el que se nos engañó con las horas extras. Hay una sentencia que reconoce que nos deben dinero. Mucho dinero. Con la complicidad de algunos sindicatos, ni siquiera acatan las sentencias judiciales.
Que desvergüenza. Nos explotan y ahora nos timan.
Estos son los que permiten limitar nuestros derechos y unas condiciones de trabajo inseguras y agotadoras que machacan nuestra salud.
Estos sindicatos que nos representan no son capaces de proteger de manera efectiva nuestros derechos como profesionales.
Para algunas empresas de seguridad, los vigilantes son aquellos empleados a los que se les puede humillar y explotar todo lo posible e imaginable, y sin que éstos se quejen de nada, porque sino vendrán las amenazas y las represalias.
Su idea del vigilante es que es un estúpido que no sirve para otra cosa y que va a tragar con todo. La prueba más vergonzosa la tienes en el convenio.
Con un sueldo digno muchísimos compañeros habrían vuelto al sector y otros no pensarían en abandonarlo, pero se prefiere minusvalorar y despreciar al vigilante y usar todas las tretas posibles para impedir la evolución de sus derechos y salario.
En un Estado social, democrático y de Derecho, las sentencias judiciales se deben acatar. En definitiva, como vigilante me considero víctima de lo anteriormente expuesto. Solamente sueño con un trabajo digno y justicia social.

Estimado Antonio:
Cierto es que somos muchos los que pensamos como tu, pero no es menos cierto que a la vez somos una pequeña minoría, desplazada y fuera de lugar, en un mundo que no es el nuestro, dentro de una ingente masa de gente que es o se comporta tal como comentas en esta frase:: “Su idea del vigilante es que es un estúpido que no sirve para otra cosa y que va a tragar con todo. La prueba más vergonzosa la tienes en el convenio”.

A veces me embarga la impotencia, ya que creo conocer el problema y también la solución, sin embargo no consigo traspasar la barrera que separa una cosa de la otra: (“El Vigilante estúpido que no sirve para otra cosa y que traga con todo”). Incluso con el cuento de la Lechera, contado por los sindicatos de clase.

Saludos.

M. Álvarez.

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