viernes, 18 de julio de 2008

Nuestro peor enemigo.

Siento, rabia, indignación, coraje, impotencia, y pena, mucha pena, eso es lo que siento, satisfacción ninguna, cuando compruebo, una y otra vez, que la lucha mas encarnizada siempre la tenemos que llevar a cabo entre nosotros mismos, entre los propios compañeros de trabajo.

Porque es así, somos nosotros nuestros propios enemigos, mientras la patronal se regodea viendo como nos devoramos los unos a los otros.

Ellos, los que manejan los hilos, lo único que tienen que hacer es buscar y escoger a la persona idónea, en eso son especialistas, y ponerla en el sitio adecuado, uno aquí, otro allí y ya está el trabajo hecho.

A partir de ahí a sentarse a verlas venir, ya no se tienen que preocupar de nada, ya tienen quien le haga el trabajo sucio. Siempre la misma historia.

Por mas veces que lo digas, el auxiliar no existe en nuestra profesión, ellos vuelven a la carga y siguen diciendo lo mismo, el auxiliar no realiza funciones de seguridad, y es que se tienen la lección bien aprendida, (Di mil veces una mentira para que se convierta en verdad).

Una persona uniformada, colocada en un lugar estratégico, en un centro comercial, pasa por un miembro de la seguridad, ni siquiera tiene que hablar, y si le preguntan, la respuesta es que ellos no son de seguridad, y es lo único cierto, pero el ciudadano no es eso lo que piensa, ni tampoco va preguntando.

¿Por lo tanto que hace un individuo uniformado con emblemas de una empresa de seguridad sin ser un vigilante de seguridad? Pues eso, pasar por un miembro de la seguridad.

Pero, que se engañen ellos, pase, que engañen a los ciudadanos, pase, que también consigan engañar a los clientes, pase también. Pero que no quieran engañar a los propios profesionales, esto manda wuebos.

Lo dicho, nuestro peor enemigo no está en ninguna oficina ni nada de eso, lo tenemos muy pegadito a nosotros.

Saludos.

M. Álvarez.

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