martes, 20 de enero de 2009

Mediocridad y cobardía

Sabido es que este sector está plagado de gente muy mediocre, por calificarlos de alguna manera, aunque también los haya listos y avezados.

Estas personas, mediocres y cobardes, carecen de los principios elementales que caracterizan al buen profesional, y por consiguiente su mayor valor es la sumisión ante cualquiera que tenga un poco de mando aunque sea tonto de remate.

La empresa lo sabe y los utiliza a su verdadero antojo. Estas personas, cagadas de miedo, inseguras, no se sienten capaces de hacerse valer y si por alguna razón, inexplicable, se atreviera a levantar la voz, la empresa no duraría en despedirlo o mandarlo a, Siberia, por una sencilla razón: La patronal no le importa en absoluto despedir a quien considera un inútil que para lo único que vale es para cubrir apariencias y realizar horas extras, y digo esto sin ánimo de que se ofenda nadie, pues me consta que el concepto que la patronal tiene de gente así es muy bajo, aunque mientras son utilizados son los “mejores” de la empresa, pero si alguien quiere comprobar lo que la empresa lo estima de verdad, no tiene mas que presentar por delante la solicitud de trabajar a cómputo.

Por otro lado, aunque en una proporción reducida, también hay muy buenos profesionales, y las empresas aunque no de buena gana se ven obligadas a respetar sus derechos, por que aunque no lo aparenten están necesitadas de estos profesionales, ya que de alguna manera son los que mantienen la poca dignidad que les queda a las empresas, ademas de servir de referente cuando así se necesita.

Por eso existen profesionales que a pesar de ser reivindicativos de sus derechos legales, ahí se mantienen al pie del cañón, año tras año, aunque la carga puede resultar bastante pesada.

Alegar que si no hago esto o aquello me despiden puede ser un síntoma de inseguridad y cobardía, mas que de realismo.

Eso si, el periodo de prueba hay que superarlo con tenacidad y sentido común, sobre todo mucho sentido común y dejar pasar un tiempo, hasta conocer a tu enemigo y de paso que él también te conozca a ti y vea que aunque reivindicativo, eres un tío legal y un buen profesional.

Saludos.

M. Álvarez.

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